
La Guardia Civil investiga a dos varones vecinos de la localidad vallisoletana de Matapozuelos por un delito a la protección de la fauna cometido en este municipio por causar la muerte de, al menos, un ejemplar de milano real clasificado en peligro de extinción según el Real Decreto 139/2011 para el desarrollo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas.
Según han informado las mismas fuentes, este tipo de delito será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o multa de ocho a 24 meses y, en todo caso, inhabilitación especial para profesión u oficio e inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de cazar por tiempo de dos a cuatro años. La pena se impondrá en su mitad superior si se trata de especies o subespecies en peligro de extinción.
Los hechos se remontan al pasado 5 de diciembre cuando agentes medioambientales del Servicio Territorial de Medio Ambiente iniciaron una investigación tras recibir una alerta de la Sociedad Española de Ornitología (SEO) que informó el 28 de noviembre de la desaparición de la señal de un milano real (Milvus milvus) con radiomarcaje, una especie en peligro de extinción.
La última ubicación registrada del ave no coincidía con su paradero pero sí se halló un posible cebo envenenado en la zona. Según ha informado el Instituto armado, en una inspección conjunta entre la Guardia Civil y los agentes medioambientales se encontraron pruebas que indicaban un «grave delito contra la fauna», como cebos envenenados, trampas de caza prohibidas y roedores intoxicados.
La investigación situó el delito en un cercado destinado a la gestión cinegética cuyo objetivo es incrementar la población de liebres y otras especies cinegéticas y se determinó que la intención detrás de estos actos era eliminar a los depredadores naturales que podrían afectar la disponibilidad de piezas de caza.
Según informa la Guardia Civil, el milano real desaparecido en Hornillos de Eresma había sido marcado como pollo en su nido en Nordrhein-Westfalen (Alemania) el 17 de junio de 2024 dentro del proyecto Life Eurokite (2029-2027).
Se le colocó un transmisor valorado en aproximadamente 750 euros, a lo que se suma el coste de instalación del dispositivo, que oscila entre 3.000 euros y 3.500 euros. En total, el seguimiento de este ejemplar supone una inversión de entre 10.000 y 15.000 euros, sin contar aún la valoración del propio animal, que será determinada por los técnicos del Servicio Territorial de Medio Ambiente.
El animal se estuvo moviendo de manera regular y constante, pero el 30 de noviembre (hora de la última señal recibida) ya quedó estático, por lo que los agentes medioambientales acudieron a ese punto con el objeto de recuperar la rapaz que no se encontraba allí pero fue coincidente con el lugar donde se localizó uno de los cebos impregnado en Aldicarb.
Practicadas gestiones intensivas de investigación en la Comarca Tierra de Pinares, se localizó a los responsables de los hechos. La concentración de indicios y evidencias que el Milano Real que portaba un trasmisor, se intoxicó con el cebo impregnado con Aldicarb en el punto de coincidencia.
El Aldicarb es el principio activo del fitosanitario de nombre comercial TEMIK, producto que tiene el aspecto de bolitas negruzcas de 1mm. Por su parte, el TEMIK es un producto con actividad insecticida, acaricida y nematicida, utilizado durante muchos años, hasta su prohibición en el año 2003 para combatir plagas agrícolas. El Aldicarb es el compuesto más empleado en España para envenenar fauna silvestre.
Está clasificado como «muy tóxico» por la Unión Europea y la Organización Mundial de la Salud y, por consiguiente, un ser humano o un animal puede morir por asfixia sin que le dé tiempo a que cantidades significativas de Aldicarb alcancen el cerebro, al tener su molécula una afinidad muy alta por las uniones neuromusculares. «Basta 18 mg para que una persona de 70 kilos sufra toxicidad aguda o la muerte si no es tratado a tiempo», han precisado las mismas fuentes.
Por todo ello se considera que las dos personas autoras de los hechos habrían cometido un delito de los relativos a la protección de la flora, fauna, por, sin estar legalmente autorizados, emplear para la caza, medios y artes destructivas o no selectivas para la fauna, por la colocación de cebos envenenados y artes prohibidas de caza (cepos y jaula trampa con cebo vivo), en el término de Hornillos de Eresma, así como de la muerte de un ejemplar de Milano Real «Milvus milvus», con el ánimo todo ello, de controlar a los depredadores naturales de las piezas consideradas como cinegéticas existentes en el lugar.
Las diligencias instruidas han sido puestas a disposición del Juzgado 1ª Instancia e Instrucción de Guardia de Medina del Campo (Valladolid), así como de la Fiscalía Delegada de Medio Ambiente de la Audiencia Provincial de Valladolid.