DEPORTES

Discamino cumple una accidentada tercera etapa de 70 kilómetros

El triciclo de Iván Bragado se rompía a la altura del manillar y "Macgyver" Pitillas tuvo que buscar soluciones.

Más contratiempos en la tercera etapa de la Roma-Santiago para Discamino y es que tal como había aventurado Javier Pitillas, Iván rompió la sujección del maniñar con la tija y la solución se presentaba más que complicada. «Lo que he aprendido ha sido a pedalear sin hacer fuerza en los brazos, a disociar, pero mi beneficio no tiene que ser el perjuicio de los demás “. Gracias equipo en especial a Chema que fue el que pedaleo en ese triciclo». De tripas corazó tuvieron que hacer toda la expedición y Javier finalmente encontraba un apaño para salir del paso con la colaboración de Chema. Así todos han podido rellenar esos 70 kilómetros que separaban en este día siete, tercera etapa Acquapende de Ponte D’Arbia. Hoy el grupo intentará que esa pieza rota pueda ser repuesta y dar fuena fé de la cuarta etapa. Esto nos comentaba Javier Pitillas.

DÍA 7°… HOY IVÁN, EL CICLÓN DE BENAVENTE, HA SIDO IVÁN, EL «ZYKLON B» (gas letal)

«La mañana empezaba con buenas perspectivas. A las 5 en pie, día con niebla, desayuno preparado por las hospitaleras Delia y Rosa, dos cielos de mujeres que nos dieron una acogida al más claro estilo peregrino, desviviéndose por nosotros, facilitando todo y siempre con una sonrisa. Prepararon, dirigieron y sirvieron una deliciosa cena comunitaria y se prestaron a levantarse a las 5 con nosotros para darnos el desayuno. Y todo eso, TODO, por el módico precio de «la voluntad». Además de esas cosas materiales, nos ofrecieron también un rato de convivencia y meditación al finalizar la jornada y nos desvelaron la historia del albergue y de la monja que se empeñó en recuperar el monasterio para ayudar a los necesitados. Durante ese rato de comunión, la mayor parte de los asistentes destacó la paz que les supone hacer el Camino. Cuando nos tocó a nosotros tomar la palabra les dijimos que estábamos muy de acuerdo con casi todo lo que habían dicho pero que nos costaba un poco encontrar en las carreteras italianas esa paz de la que tanto hablaban. Risa general y gestos de asentimiento y comprensión. En definitiva, un precioso día de espíritu peregrino».

«Y hoy…… HOY….. no sé si la culpa ha sido mía por convocar ayer a los demonios, o tal vez fue que el destino nos tenía reservada esta prueba definitiva el caso es que….
-06:09 de la mañana.- Nos hacemos una foto de despedida en el claustro, al lado del pozo, con Rosa y Delia.
-06:30.- Todos listos, la furgo cargada, Iván y Chema sentados en ella porque bajar la cuesta de acceso a Casa di Lazzaro en los Triciclos es poco menos que un suicidio. Nos despedimos de Rosa y de Delia y subimos a las bicis. Las queridas hospitaleras nos han hecho un último regalo en forma indicaciones para salir a la carretera general de una forma más segura.
-06:49.- Hacemos la foto de salida con la súper pancarta de Iván y sus multipatrocinadores.
-06:52.- Empezamos a pedalear hacia Ponte D’Arbia.
-07:00.- Iván dice: «Javi, esto está roto.» Miro hacia delante para ver de qué me habla y veo el manillar colgando, como sujeto con el cordel invisible de una marioneta. Quiero que me trague la tierra. Quiero estrangular a Iván. Quiero estar en otro lado. Quiero llorar. Quiero volver a estrangular a Iván…pero me agarro a un clavo ardiendo y, mientras paro la bici y me bajo, me digo que la cosa no puede ser tan mala como parece.
-07:02.- Examino el manillar y veo que la pieza de sujeción que une la tija con el manillar está rota de cuajo, inservible totalmente. Y quiero matar a Iván una vez más, porque la cosa era tan mala como parecía.
-07:05.- Llamo urgentemente a José Luis y le pido que venga con la furgoneta mientras busco alguna descabellada solución. Llamo a Fernando para que se pare (se habían ido a toda pastilla cuesta abajo nada más salir de Acquapendente).
-07:10.- Llega José Luis. Desmonto la bolsa de manillar y la dejo en el suelo. Cojo cinta americana y trato de fijar la parte rota del manillar, pero agoto el rollo y aquello sigue bailando como si fuera de gelatina. Cojo el rollo de film adhesivo transparente y sigo tratando de fijarlo. Parece que ha quedado medio estable. Entretanto ha llegado Fernando en la bici de Antonio y opina lo mismo que yo: que es una putada; que lo que he hecho es una chapuza pero que hay que intentarlo; que hay que conseguir una tija de manillar nueva para colocar en el lugar de la rota, pero que no sea como la que se ha roto, sino una de bici normal, fija, para que no se pueda romper; y que hay que darle una paliza a Iván.
-07:33.- Llamo a Martín, nuestro piloto/mecánico/hombre-para-todo-que-no-sabe-decir-que-no y le pido que vaya lo antes posible a Navia para medir con un pie de rey el diámetro de la tija y poder enviar a su padre (sí, José Luis, nuestro conductor/cocinero/hombre-que-siempre-dice-«sí» es su padre), poder enviarles a él y a Antonia a Siena a buscar una de repuesto en alguna tienda de bicis, que siendo sábado seguro que alguna abre. Me contesta y me dice que se levanta se viste y va volando a Navia a medir la tija.
-07:35.- Le explicó a Iván que vamos a probar a seguir en la bici, pero que para eso tiene que sujetarse muy suavemente al manillar y sólo en su parte central. Le repito una vez más todas las instrucciones con las que le he bombardeado desde que salimos de Roma, pero añado algo más: «es que si no lo haces así, no puedes seguir sobre la bici porque vas a volver a arrancarlo y te vas a matar.»
-07:36.- Hemos rodado apenas un minuto y vemos que así no podemos ir, que por empeñarnos en que Iván no deje de hacer los kms de hoy, a lo mejor la liamos y al final no puede hacer realidad su sueño de ir desde Roma a Santiago en bicicleta. Nos paramos y le decimos que tiene que subir a la furgo y esperar a que consigamos otra tija. Resignado, hundido, jodido hasta lo más profundo se baja de la bici y se sube a la furgoneta. Sigo queriendo estrangularle, pero un poco menos.
-07:45.- Reanudamos la marcha, para ir a reunirnos con Antonia y Chema que seguían esperando por nosotros en el lugar en el que Fernando los había dejado. Mientras voy pedaleando solo en el triciclo veo como la chapuza se va doblando hacia abajo y una bombilla se empieza a encender en mi cabeza. Y si hacemos que el manillar baje del todo hasta apoyarse en la tija y los unimos con un buen amarre en forma de cruz. Seguramente de ese modo quedará bastante firme como para que se pueda uno apoyar en él sin peligro. Cierto es que va a quedar muy bajo, casi como un manillar de bici de carretera y que Iván no va a poder ir con él a causa de su inestabilidad, pero….tal vez Chema sí. Justo en ese momento nos estaba adelantando José Luis. Le hago señas para que nos espere cuando llegue junto a Chema y compañía.
-07:58.- Hemos puesto en práctica la loca idea y parece que funciona. Chema acepta dejar su triciclo a Iván y se sube a la nueva, aerodinámica y espectacular máquina. Iván baja de la furgo con cara de circunstancias, avergonzado, triste y muy enfadado consigo mismo, pero con una chispa en los ojos en la que se mezclan la incredulidad y la esperanza. Empezamos a pedalear despacio. Chema dice que no va del todo a gusto, pero que se siente seguro. Iván no para de darle las gracias a Chema, y de pedirnos perdón a todos e insiste en que los gastos que se deriven de su animalada los paga él. Chema le responde como lo que es, un caballero y un estupendo compañero: «hay días en los que uno se sacrifica por otro y días en los que el otro se sacrifica por uno, porque somos un equipo y lo que importa es seguir adelante.»
-12:00.- Después de 70 kms de etapa llegamos a Ponte D’Arbia».

EPÍLOGO

1.- Martín nos envío el dato del tamaño de la tija, pero como se trata de un modelo antiguo Antonia y José Luis no consiguieron encontrar ninguna en las de tiendas de Siena. Gracias a Martín, sí, de nuevo Martín, sabemos que la hay en el Decathlon de Colle di Val d’Elsa y que mañana abren por la tarde.

2.- Pudimos haber ido esta tarde al Decathlon, pero hubiera supuesto perderse la visita a Siena y eso sí que sería un pecado. Y Chema ha estado de acuerdo en volver mañana a pedalear como hoy. Ha dicho que, siendo como es pupilo de Álvaro Pino, es para él un honor pedalear echado hacia adelante remedando a su maestro.

3.- Como ya he dicho antes, y también ayer, llevaba toda la semana diciéndole a Iván como ponerse, como apoyar el culo atrás contra la barra del respaldo para ir seguro, como apoyar los brazos en el manillar para no hacer fuerza y no tirar de él… pero nada. Pues hoy, después de romperlo y de ir 1 kilómetro en la furgo, al volver a la bici ha ido colocado perfectamente atrás y perfectamente relajado de tren superior, apoyando simplemente los antebrazos en el manillar y sin siquiera sujetarse con las manos. Podemos decir que, por fin, ha aprendido a disociar los movimientos.
Ganas de matarlo, definitivamente. Pero es nuestro y le queremos y si para aprender a hacerlo bien ha hecho falta que rompiera un manillar y que le viera las orejas al lobo, pues damos por bien empleada la jodienda.

4.- ¿Recordáis que a las 07:10 desmonté del manillar roto mi bolsa de manillar y la dejé en el suelo mientras trataba de reparar el triciclo? Pues me quedó allí, y cuando José Luis regresó para recogerla 45′ más tarde, mi bolsa, la que me ha acompañado a todos los caminos desde que hice el primero en 1999, ya no estaba allí.

 

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