DEPORTES

Discamino es increible, inenarrable, genial, maravilloso, indescriptible…

Envidia, pero de la sana, la que desprende este grupo de superdeportistas y de muy buena gente capaces de hacer lo que muchos seríamos incapaces. Javier Pitillas, Lino, Silvia, José Luis, Calis, Miguel y toda la familia Discamino han sabido una vez más colmar las ilusiones de Borja, Chema, Olalla, Xavela y por supuesto las de un supermeticuloso Iván. Nuestro Iván Bragado que tan cerca lo tenemos y al que admiramos cada vez que cruzamos alguna palabra con él y, más aún, cuando ves las aventuras en las que se enmarca. Me siento realmente orgulloso de ser su amigo y a la vez me siento realmente orgulloso de poder contar a todos los míos, a través de este medio que es Televisión Benavente y Benavente Digital, lo que hacen. Siento envidia, y mucha, por lo que cada día son capaces de demostrarnos y de comunicarnos a través de sus gestas estos chicos y sus monitores y que más que una lección nuestra hacia ellos es una cátedra la que recibimos de ellos hacia nosotros a diario.

La aventura de los Alpes ha concluido para Discamino y por supuesto para nuestro Iván que conociéndolo como es, estará sacándole punta a todo y cada uno de los metros de este reto. Habrá guardado su gps, su reloj con el que nos “aburre” a datos de pulsaciones y tiempos y habrá dejado reposar ese gran corazón que tiene y que late a pulsaciones casi imperceptibles. “Último de está aventura en los Alpes y el más alto con diferencia 2642 m. Nunca había subido tan alto con la bici. Gracias a la familia DISCAMINO y en especial a su capitán Javier Pitillas. Mi corazón y ritmo cardiaco se acostumbraron a esa altitud después de una semana de esfuerzo continuado.Esta subida se la quiero dedicar a mi amigo Jacobo de la Cadena Ser de Vigo que siempre me da ánimos y fue él que me apodó la “Bala de Benavente”. Bueno pues todo tiene un principio y un final y el reto de los Alpes llegó a su fin”.

DISCAMINO-2019.12 … LOS ALPES … COL DU GALIBIER, UN GRAN GRAN ESFUERZO EN UN LUGAR DE ENSUEÑO. Por Javier Pitillas.

Hay veces en las que hacer la crónica es un verdadero incordio porque no sabes por dónde empezar ni que demonios contar. Otras, sin embargo, resulta ser la cosa más sencilla del mundo. En esas ocasiones suele suceder que, estando aún en plena actividad, la cabeza se pone a funcionar por su cuenta y en un santiamén estructura el escrito y le encuentra un título.

Eso ha pasado esta mañana y es que en días como el de hoy, lo raro sería que no fuera así. No sé muy bien por que kilómetro íbamos cuando han empezado a acudir a la cabeza un torrente de adjetivos susceptibles de encabezar este escrito: INCREÍBLE, INENARRABLE, MARAVILLOSO, PRECIOSO, DIGNO DE SER RECORDADO, INIMAGINABLE, INDESCRIPTIBLE, INEFABLE, EXTRAORDINARIO, ASOMBROSO,… pero todos se quedaban muy cortos para calificar lo que estábamos viviendo. No había forma de encontrar una palabra, frase o expresión que pudiera resumir lo que sentíamos al ver tanta y tan vasta belleza, porque cualquier punto en el que claváramos la vista podría quedar plasmado en una postal que haría abrir la boca de admiración a quien la mirara.

Han sido tantas las imágenes que han desfilado por delante de nuestros ojos que no dábamos avío a registrarlas todas. Menos mal que hoy Silvia iba de ciclista de apoyo y se ha encargado de ir arriba y abajo haciendo fotos a todo y a todos desde todas las perspectivas imaginables. Nuestra «liebre del coto», como la bautizó la Hermandad del Rocío de Córdoba cuando hicimos con ellos el Camino del Rocío, se ha vaciado subiendo y bajando a pie por montículos y taludes para buscar el mejor ángulo para la foto y se ha matado adelantando a unos y esperando a otros para tener imágenes de todos y cada uno.

Subir el GALIBIER puede parecer tarea de titanes o de súper hombres ya que los 2.645 m de altitud imponen un enorme respeto, pero no es así en absoluto. Subir el GALIBIER es una colosal AVENTURA y un gigantesco PLACER y hacerlo con el grupo de DISCAMINO que lo ha subido esta mañana, no tiene nombre. Calis con Olalla, Miguel con Xabela, Lino con Chema, Silvia con Borja y yo con Iván, y José Luis como conductor y cocinero, ha sido un equipo de auténtico lujo y me iría con él al fin del mundo.

La aventura casi ha terminado, aunque lo que ahora falta es lo peor: regresar, descargar, ordenar y limpiar. Pero en este momento eso nos importa poco porque aún estamos con el subidón de lo que hemos vivido esta mañana.

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