El Seminario Mayor de Astorga se traslada a Salamanca

La Diócesis de Astorga registra actualmente tres seminaristas mayores y el próximo 29 de septiembre serán dos, tras la Ordenación sacerdotal de uno de ellos

«Nuestro Seminario Mayor no se cierra, pero se traslada a Salamanca. Lamentarse no basta, oremos, forjemos una cultura vocacional y creemos contextos donde resuene la llamada de Dios». Con este tweet publicado por el Obispo de Astorga, Jesús Fernández González, este domingo 21 de julio, en la red social X (antes Twitter), se anunciaba el cierre como centro formativo del Seminario Mayor de Astorga.

A través de una carta en el ejemplar de este domingo de la Diócesis de Astorga, Día 7, monseñor Jesús Fernández González recuerda la escasez del número de seminaristas. Una circunstancia «conocida por
todos los diocesanos, pero no sé si es tenido suficientemente en cuenta el peso de la situación», ya que en la actualidad son tres los seminaristas mayores y «a partir del 29 de septiembre, serán dos por la Ordenación sacerdotal de uno de ellos», asegura el prelado de la iglesia asturicense.

Monseñor Jesús Fernández incide en que «el tema del Seminario engloba mucho más que la cuestión del número. Más importante es, si cabe, la cuestión de la formación que se imparte en ellos», refiriéndose a los Seminarios Menor y Mayor. Explica que, el 28 de noviembre de 2023, el Papa Francisco convocó a Roma a todos los obispos españoles poniendo el acento en el descenso del número de seminaristas.

Recomendación del Consejo Presbiteral

«En distintas reuniones sacerdotales -explica el obispo de Astorga en su carta- a lo largo del curso que termina, he presentado los criterios que se nos proponen y las medidas a tomar para cumplirlos. El pasado 5 de junio, planteé al Consejo Presbiteral la pregunta sobre la incorporación de la comunidad de nuestro Seminario, deficitaria en número, a otra. Buscando asegurar un número suficiente y una formación de calidad, se me aconsejó unirlo al Teologado de Ávila, situado en Salamanca, contando con
el compromiso de varios obispos de establecer en esa misma ciudad un Seminario Interdiocesano en un futuro inmediato». Convencido de que esta es la mejor solución, sigue refiriendo el prelado, «he tomado
la decisión de proceder en este sentido».

No sin antes señalar estar convencido de que uno de los mayores inconvenientes que se pueden dar al
desplazar los seminaristas a otros lugares es «la desvinculación de la propia Iglesia particular». Frente a ello y «con el fin de evitarla y de fortalecer el conocimiento y el amor a nuestra diócesis, salvo puntuales excepciones, los fines de semana regresarán a nuestra tierra para complementar la formación, especial-
mente en la dimensión pastoral».

Día 7. Monseñor Jesús Fernández González, obispo de Astorga

«LOS SEMINARIOS: COMUNIDADES MISIONERAS». Carta del obispo de Astorga

El subtítulo del Plan pastoral diocesano vigente, “hacer grande la comunidad”, nos recuerda el compromiso de agregar a la Iglesia a personas que se han alejado o que nunca han estado dentro. Incluso nos trae el eco de la puesta en marcha de las Unidades Pastorales y de su propósito de configurar comunidades suficientes para realizar la misión de la Iglesia.

De forma análoga, también nuestros Seminarios quieren crecer, tanto el Menor en Familia, como el Mayor. La escasez en el número, en ambos casos, creo que es conocida por todos los diocesanos, pero no sé si es tenido suficientemente en cuenta el peso de la situación. Si nos centramos en el Seminario Mayor, hemos de señalar que lo forman tres seminaristas que, D.m., a partir del 29 de septiembre, serán dos por la Ordenación sacerdotal de uno de ellos.

Ciertamente, el tema del Seminario engloba mucho más que la cuestión del número. Más importante es, si cabe, la cuestión de la formación que se imparte en ellos. Con el fin de mejorarla y configurar auténticos discípulos misioneros, en el año 2016, la Congregación para el Clero, con la aprobación del Santo Padre el Papa Francisco, publicó una Ratio Fundamentalis Institucionis Sacerdotalis que apuesta por una formación única, aunque con distintas etapas; también integral, es decir, capaz de atender y mejorar las dimensiones humana (con una atención especial a la dimensión psico-afectiva), intelectual, espiritual y pastoral. Finalmente, cuenta con dos ejes transversales: el comunitario y misionero.

Algunos se atreven a afirmar que hay zonas del planeta donde esta Ratio ni se ha estrenado. Tampoco en España ha logrado el nivel de implementación deseado por el Papa Francisco, al menos en alguno de los aspectos. Sin duda esa es la razón de la Visita canónica de dos obispos chilenos que visitaron los seminarios españoles en el año 2023.

El 28 de noviembre de 2023, el Papa Francisco nos convocó a Roma a todos los obispos españoles. Al final de la reunión de trabajo se nos entregó un documento que señalaba distintos criterios para la actualización de la formación y algunos plazos para su adaptación a la realidad nacional. A través de la encuesta que nos ha planteado el referente papal Mons. Jesús Vidal, Obispo Auxiliar de Madrid, estamos comprobando que el mayor escoyo para la implementación del plan está siendo el de la unión de varias comunidades formativas que por sí solas no alcanzan los números de referencia: un mínimo de 8 seminaristas en cada uno de los niveles formativos.

En distintas reuniones sacerdotales, a lo largo del curso que termina, he presentado los criterios que se nos proponen y las medidas a tomar para cumplirlos. El pasado 5 de junio, planteé al Consejo Presbiteral la pregunta sobre la incorporación de la comunidad de nuestro Seminario, deficitaria en número, a otra. Buscando asegurar un número suficiente y una formación de calidad, se me aconsejó unirlo al Teologado de Ávila, situado en Salamanca, contando con el compromiso de varios obispos de establecer en esa misma ciudad un Seminario Interdiocesano en un futuro inmediato. Convencido de que esta es la mejor solución, he tomado la decisión de proceder en este sentido.

Uno de los mayores inconvenientes que se pueden dar al desplazar los seminaristas a otros lugares es la desvinculación de la propia Iglesia particular. Con el fin de evitarla y de fortalecer el conocimiento y el amor a nuestra diócesis, salvo puntuales excepciones, los fines de semana regresarán a nuestra tierra para complementar la formación, especialmente en la dimensión pastoral. Espero que este hecho no nos encierre en un fácil lamento, sino que hagamos de él una lectura creyente que nos permita descubrir la raíz del problema y contribuya a concienciarnos de la urgencia de intensificar la pastoral juvenil y vocacional. Pidamos al Buen Pastor que envíe pastores a su mies.

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