Si el caño de el molino que atraviesa Morales de Rey recobraba a finales de octubre su esplendor tras los trabajos de limpieza y cimentación del lecho, es ahora cuando al discurrir el agua limpia del Eria evidencia su estampa más primigenia. Únicamente le falta que la corriente sirviese para alimentar los rodeznos de la factoría de molienda que deja atrás.
Las primeras aguas del río Eria atraviesan la compuerta en la parte más sureña del azud de»la garafa» y se adentran en el caño más señero de Morales de Rey, el del molino. Es precisamente aquí donde se manifiestan cristalinas y envidiosas de un trabajo bien hecho por el Ayuntamiento. Prosiguen su curso atravesando el casco urbano para enfilarse hasta su desembocadura en la corriente madre, la del río Eria de donde nacieron.
Las cristalinas aguas del caño del molino sirven de un atractivo más cuando la corriente mira a la Sierra de Carpurias como queriendo competir en belleza con el mítico macizo paleozoico.