DEPORTES

La lluvia obligó a Discamino a dejar el Col du Galibier para hoy lunes

La lluvia no dio casi respiro a Discamino en la jornada de ayer y lo de la inmortalización quedó en pequeños destellos. Ni Iván, ducho en redes sociales y amante del recuerdo a través de fotos y videos, se atrevió ayer a sacar su cámara de fotos para ello. Y todo a pesar de ser una etapa, que como Javier Pitillas nos indica en su resumen de la jornada, fue una etapa de transición ya que la prevista subida al Col du Galibier debió de ser abortada por la posibilidad de nieve que los partes meteorológicos de la zona mostraban. Finalmente se decidió el ascenso al Col Monteè des Karellis, un para nada cómodo puerto de 1.600 metros de altitud.

DISCAMINO-2019.12 … LOS ALPES … YA SÓLO QUEDA UNO. Por Javier Pitillas.

Hoy ha sido lo que los comentaristas de una gran Vuelta Ciclista llamarían una etapa de transición. Puede que resulte extraño leer esto si recordamos que en el plan inicial no existían jornadas de este tipo y más raro aún si revisamos ese plan y vemos que nos quedaban dos días en la zona y dos puertos pendientes, IZOARD y GALIBIER, pero hay varias razones para ello y todas de peso.

La primera es que hace días que, con gran dolor de corazón, descartamos subir IZOARD. La decisión la tomamos al regresar de ALPE D’HUEZ. Las dos horas de furgoneta hacia la salida y las dos treinta del regreso al camping después de la monumental paliza de Triciclo nos hicieron reflexionar y vimos que no podíamos repetir algo así para IZOARD. Nos dio muchísima pena porque teníamos muchas ganas de subirlo, pero la sensatez acabó por imponerse. La segunda razón para que el de hoy fuera un día sin demasiada historia hemos de buscarla en la climatología. Ayer por la tarde el pronóstico del tiempo anunciaba lluvia intermitente y una seria bajada de temperaturas para este domingo. Tan seria iba a ser que se comentaba que nevaría en el GALIBIER. Con semejante panorama no había posibilidad de enfrentarse a él sin que ese enfrentamiento no fuera una temeridad. La única opción que nos quedaba era buscar un puerto próximo al camping con la esperanza de encontrar un hueco para subirlo y dejar el coloso de los 2.645 m para el lunes que, según se leía en las páginas del tiempo, había mejores perspectivas climáticas.

Hemos de decir que acertamos de pleno en lo que al día de hoy se refiere: llovió toda la noche y llovía cuando sonó el despertador a las 6, tanto, que decidimos quedarnos una hora más en la cama y amanecer, por una vez y sin que sirva de precedente, a las 07:00 horas. La idea era salir hacia el pie del puerto elegido, COL D’ALBANNE y MONTÈE DES KARELLIS, y esperar acontecimientos, y estos fueron que a las 10:00 subíamos a los Triciclos bajo un cielo totalmente cubierto, después de haber conducido las furgonetas acompañados por un intermitente xirimiri desde La Chambre hasta Saint-Julien-Mont-Denis. Cruzamos los dedos y nos tiramos hacia arriba a pesar de que durante la foto de inicio de ruta volvimos a mojarnos. Esas fueron las únicas gotas que nos cayeron encima.

Dos horas y media después, Xabela y yo, últimos del grupo, coronábamos los 1600 m de la estación Des KARELLIS que en sus 12 km tiene una pendiente media del 6’5 %. Una vez arriba nos abrigamos y cargamos todo lo más rápido que pudimos porque estábamos helados de frío. Al regresar al camping nos dimos cuenta del enorme acierto de nuestra decisión ya que empezó a llover con cierta fuerza y nos encontramos con que la ladera de dos de las montañas que nos flanqueaban aparecían cubiertas de nieve. No quiero pensar como estaría el GALIBIER.

Hoy Lino subió con Iván, Silvia con Chema, Calis con Borja, Miguel en la bici de apoyo y el que escribe con Xabela. Olalla volvió a coronar otro de estos grandes puertos pilotada por Lino que repitió media subida después de dejar a Iván en la cumbre.
Estamos en la recta final de esta aventura que tardó en llegar porque desde que a alguien se le empezó a pasar por la cabeza siempre nos pareció una locura. Sin embargo, aquí estamos, casi haciendo ya las maletas, pero con los ojos y los nervios listos para subir pedaleando una vez más y ésta hasta una altitud a la que ninguno de nosotros ha llegado jamás en bicicleta: 2.645 m. Suena temible, ¿verdad?

P.D. Nos va a dar mucha pena que nuestra querida Antonia mañana (por hoy) no pueda acompañarnos en este último desafío, pero tenía que estar temprano en su casa para trabajar y ya se ha marchado. Un forte abbraccio, peregrina de DisCamino.

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