Los temidos Monegros se complicaron para Discamino por el Moncayo

La aparición del Cierzo del Moncayo endureció una etapa que, de por sí, ya era demasiado larga.

Ayer Discamino tuvo que pedalear más de lo habitual. La etapa vigesimoctava, Monzón-Grañén, ya de por sí era larga pero hubo de alargarse más hasta llegar al punto de alojamiento. Cerca de 75 kilómetros se metió entre pecho y espalda Iván con Suso en un día en el que el viento, Cierzo del Moncayo, hico acto de aparición soplando de cara a los ciclistas.

DÍA 34°.- ETAPA EXTRA LARGA A RITMO INFERNAL EN EL INFIERNO DE LOS MONEGROS

«Antes de empezar hemos de darle las gracias nuevamente al ayuntamiento de Monzón por la ayuda prestada en forma de alojamiento perfecto para nuestras necesidades. En las instalaciones del Pabellón Conchita Martínez pasamos la tarde y la noche de maravilla y el baño adaptado permitió el cómodo aseo de todo el equipo. Esta mañana una patrulla de compañeros de la Policía Local, han venido a recoger las llaves y, de paso, nos han sacado de la ciudad en dirección a Grañén, lugar de pernocta de hoy a pesar de no ser final de etapa.

LA PRIMERA EN LA FRENTE… el vehículo policial esperó a arrancar hasta que le dijimos que teníamos todo listo. Enfiló el Camino Piscinas a dos por hora y empezamos a seguirlo. Delante David Gil y yo, seguidos de Xoana e Iván y Jesús con Lino. Silvia estaba acabando de subir a la bici de apoyo. No habíamos andado ni diez minutos cuando oímos un pequeño estallido y el ruido del aire al escapar por un agujero. Lino acaba de rajar la cubierta de su rueda trasera con unos cristales que había en el suelo. Una más para anotar en el DEBE del innombrable. No podíamos demorar la salida ni un segundo porque la etapa que nos esperaba era de las de órdago a la grande, órdago a chica, pares tengo y 31. Así pues, Lino se quedó arreglando la rueda y luego nos alcanzó subido en la furgoneta.

EL MISTERIO DE LA ETAPA DE HOY (por ayer)… no es tal misterio, es simplemente que en el plan inicial, hoy deberíamos llegar a Grañén y mañana a Sierra de Luna, pero la falta de alojamientos en este último sitio, nos obligó a ampliar el círculo de búsqueda de lugares de pernocta encontrando finalmente algo magnífico en Ejea de los Caballeros (lo encontró nuestra amiga Blanca). Se trata de la Residencia de la Fundación AMFE de CERMI ARAGÓN. Ejea está 26 kilómetros más allá de Sierra de Luna y en esta ocasión no cabía hacer desplazamientos después del pedaleo ya que las bicis tenían que llegar con nosotros a Ejea para una actividad con los usuarios de la fundación. Por tanto solo cabía una solución: meterse una «pechá» de kilómetros el viernes o el sábado y decidimos hacerlo el viernes para estar más frescos y llegar antes a Ejea el sábado. Mapa en mano elegimos Tardienta como destino de la jornada de hoy y hacia allá salimos conscientes de que el día iba a ser duro, tanto por los kilómetros como por el hecho de iniciar el cruce de los Monegros, zona tradicionalmente árida y famosa por sus altas temperaturas. Pues si a eso le unimos el hecho de que el Cierzo del Moncayo se ha querido unir a la fiesta y nos ha salido al encuentro de frente, como lo hacen los valientes, tenemos el cuadro completo.
PLAN DE ATAQUE… para enfrentar todo eso decidimos que lo mejor era que primero pedaleara David su media habitual de 30kms. Hechos estos, quedarían 45, de los cuales reservaríamos los 20 finales para Gerardo y los 25 centrales los haría Silvia cómo copiloto. Obviamente, Iván y Suso lo harían todo, los 75 kilómetros completos. Ese era el plan y así se llevó a cabo, el caso es que el segundo tramo lo hicimos de un modo un tanto curioso, y muy cansado por cierto, lo hicimos volando en contra del viento. El, tan temido por los ciclistas, Cierzo del Moncayo, decidió venir a saludar y en vez de llegarnos por popa, se acercó por la proa y nos jorobó bien jorobados, obligándonos a un esfuerzo extra para avanzar. Aún así llegamos a hacer esa parte a una velocidad media de 27’8 km/h.

GERARDO LOS PUSO A TODOS EN FILA… Y sólo quedaba ya la parte final, los algo menos de veinte kilómetros reservados para Gerardo. El bueno de mi amigo, a pesar de su elevada edad neuronal (no podemos olvidar que ronda los 70 años a ese nivel), aún fue capaz de poner en fila de uno a todos los del equipo y tirar del grupo como si fuera un chaval. Llegamos a Tardienta alrededor de las 13:00 horas, con el sol apretando, cansados pero felices por el trabajo bien hecho.

Y LA BENEMÉRITA ACUDIÓ AL RESCATE… Al poco de salir de Monzón se nos ocurrió que si desde este ayuntamiento que tan bien nos había tratado, se llamaba al ayuntamiento de Tardienta pidiendo un lugar para guardar los Triciclos, no tendríamos ningún problema en que nos los metieran en algún almacén, pabellón o recinto municipal. La gestión nos la hizo Carol contactando telefónicamente con ellos y enseguida me llamaron para preguntar qué era lo que necesitábamos exactamente. Se lo dije y me respondieron que lo iban a consultar. Pasados diez minutos llamaron de nuevo para decir que estaban en fiestas y que no tenían ningún sitio para guardar nuestras bicis. Menudo chasco y menuda risa que nos entró, pero… así es la vida. Cómo siempre decimos, hay que dar con la persona adecuada y, desde luego, en Tardienta, no la encontramos. Echamos a andar el coco y encontramos el teléfono del cuartel de la Guardia Civil de ese pueblo. Llamamos… y la agente que nos respondió era, al 100%, LA PERSONA ADECUADA, otro de esos Ángeles del Camino que a menudo nos salen al encuentro. Nos dijo que no había ningún problema y no lo hubo. Cuando llegamos nos abrió la puerta y nos llevó al garaje del cuartel. Allí quedaron a buen recaudo. Muchísimas gracias agente Beatriz, es usted un ángel para nosotros. Mañana a las siete en punto las recogemos para seguir trayecto.
Nos hemos alojado en Grañén, en el Monegros Hotel 4 Hermanos. Nos han tratado de maravilla. Gente amable y muy enrollada. Muchas gracias».

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