DEPORTES

La salida de Burgos fue fría para Discamino, lo contrario que la llegada

La expedición se queda a siete etapas de llegar a la Plaza del Obradoiro y hoy acaban en León

Ayer hubo pedales para aburrir y eso que la etapa reina de este reto de Discamino la tienen reservada para hoy con su llegada a León. Ayer el final de etapa estaba en la localidad de Carrión de los Condes y tras un frío burgalés que marcó la salida al final el calor terminó predominando y las piernas notando los efectos de los kilómetros. Trigésima sexta etapa Burgos-Carrión de los Condes la meta está a siete.

DÍA 43°.- BURGOS-CARRIÓN, 83.1 KMS EN 4h 22′. EN LAS 24 HORAS DE CASTRELOS 601 KM: 220 EN HANDBIKE y 381 EN TRICICLO TÁNDEM

«Tras el día de convivencia con los amigos de Apace tocaba una jornada de las duras, tanto que no teníamos muy claro como la íbamos a encarar. Estaba claro que Iván la haría entera, pero faltaba ver cómo irían las cosas con los demás. Al final el espíritu DisCamino se ha impuesto y todos los triciclos han llegado rodando a Carrión de los Condes.

Poco después de las 07:30 hemos empezado a pedalear embutidos en ropa para escapar del frío de Burgos y protegernos de los catarros y dolores de garganta que pillamos ayer. La idea era rodar hasta el bocata de media mañana y valorar en ese momento las fuerzas en función de lo que hubiéramos avanzado. Normalmente en esta etapa solemos parar en Olmillos de Sasamón y esa era nuestra intención también hoy. El caso es que hemos llegado allí a las 09:30, con sólo dos horas de pedaleo, lo cual nos dejaba un margen de 30′ más para seguir acercándonos a la meta de Carrión. Así las cosas decidimos avanzar otros 10 kilómetros antes de parar. Estábamos con las deliberaciones cuando llegó Estrella en la furgoneta de Alento Asociación de Daño Cerebral y nos dijo que Luluxa había parado a repostar y, al arrancar, el coche le había dejado de funcionar. Murphy volvía a asomar sus hocicos después de habernos dejado en paz durante unos días. Mientras MariLuz esperaba a la grúa, Estrella, que había cargado la silla de Juanda y su comida, había salido a nuestro encuentro para contarnos sucedido. Nos quedamos en shock ya que todo apuntaba a que el gasolinero le había puesto gasolina en vez de gas-oil y eso era una enorme putada por lo que significaba la necesidad de asistencia mecánica y la posible avería que pudiera resultar de tremenda cagada. Como no servía de nada lamentarse, reanudamos la marcha quedando en vernos 10 kilómetros más adelante.


Finalmente la parada la hicimos en Padilla de Abajo después de haber rodado 46 kilómetros y a falta de 40 para Carrión. Apenas habíamos empezado a comer cuando vimos llegar a Ramón en la furgo de Apamp y detrás de él, en la Peugeot gris, la madre de JuanDa y Nel Serrano. No dábamos crédito a lo que veían nuestros ojos. Imaginábamos a la Partner colgada de una grúa en dirección a Carrión y la vemos aparecer tan campante en Padilla de Abajo. MariLuz nos explicó que el empleado de la grúa había conseguido arrancarla explicando que finalmente no le habían suministrado gasolina sino gasóleo con algún aditivo o impureza que el ordenador había identificado como nociva y había disparado las alarmas de seguridad bloqueando el motor. Supongo que son cosas de la modernidad y que hay que alegrarse de tener tantos sistemas de seguridad, aunque en días como hoy uno se caga y recaga en la seguridad, en los técnicos que la inventan y en la repajolera madre de todos los microchips.


En cuanto acabamos el tentempié, JuanDa y yo salimos pitando en la BatDuet con la seguridad de que los demás nos pillarían enseguida en sus veloces Copilot. Nosotros somos más rápido llaneando que bajando porque vamos sin el freno de atrás y sin uno de los pulpos que usamos como amortiguadores de dirección y eso nos obliga a bajar con mucho tiento, debilidad que ellos aprovechan para pasar por nuestro lado como aviones. A ver si en León podemos arreglar el freno y recuperamos un poco de seguridad en la conducción. El caso es que hemos llegado a Osorno aún con ventaja. Al salir de nuevo a la N-120 después del tramo compartido con la N-611 nos hemos encontrado con Rafa, amigo de Iván que venía pedaleando a nuestro encuentro desde Carrión tras haber llegado allí en coche desde su casa en Benavente. Le hemos dicho que ellos estarían al caer y hemos vuelto a picar espuelas para seguir disfrutando del gustillo que da ir por delante. Al llegar a Villadiezma hemos decidido parar a esperar a los demás porque ya era el momento de que Anita Soage bajara del triciclo tras llevar en las patillas, suponíamos que más de 60 kilómetros. Cuando han llegado le hemos preguntado a nuestra querida Barbie complemento Soague si quería seguir o prefería continuar en la furgoneta. Su respuesta ha sido rápida y clara: furgoneta y con MariLuz, que va más rápido y le deja mangonear en la música. No sabe nada la peque.


Al volver a la carretera, JuanDa y yo de nuevo un poco antes que los demás, hemos visto a lo lejos un cartel indicador de la distancia que nos separaba aún de Carrión. Hemos comentado con JuanDa que nos daríamos con un canto en los dientes si quedaban 25. Conforme nos acercábamos hemos visto un 3 y un 1. «¡¡31!!, ¡Joder, aún 31! Bueno, da igual, hay que hacerlos, así que…a por ellos.» Seguimos adelante y… «¡¡¡JUANDA, QUE SON 21!!! ¡¡SÓLO QUEDAN 21!! ¡¡YUJUUUUUU!!»
Han sido los 21 kilómetros más locos de lo que llevamos de Camino. Nel con Borja, que por cierto, no he dicho que Borjita dejó su bici y ocupó el sillín de Ana en la Copilot, Nel y Borja nos adelantaban en las bajadas y JuanDa y yo, con la ayuda de Silvia, les pillábamos en las subidas. Hemos llegado a Carrión poco después de la una. Ha sido un día magnífico de triciclo.
Estamos alojados en el Albergue Espíritu Santo, donde hemos sido cariñosamente acogidos por las Hijas de la Caridad. Un sitio tranquilo y bien organizado para pasar una noche de Camino.
Mañana nos espera la etapa reina, casi 100 kilómetros entre Carrión y León. Ya lo contaremos.

Y mientras nosotros estábamos en esto, en el parque de Castrelos, una vez más, nuestros queridos amigos del equipo Castrelos 20:30 hacían disfrutar a un montón de corredores de las ya famosas 24 HORAS DE VIGO. DISCAMINO también ha estado allí presente con una Handbike y una Copilot que rodaron alternada pero ininterrumpidamente sobre un rodillo durante esos 1.440 minutos. Grandes nuestros compañeros que han sido capaces de hacer 601 kilómetros en ese tiempo, 220 en la Handbike y 381 en el triciclo tándem. Un gran trabajo el suyo y un gran trabajo el de la organización que de nuevo se ha desvivido por nosotros. Como colofón a tantas atenciones ha llegado el homenaje que le han hecho a Gerardo, nuestro creador. Mil veces mil gracias a este gran grupo de deportistas con un corazón que no les cabe en el pecho y que tanto nos han dado y nos siguen dando. Un único pero a su actividad de hoy: ¿quién es ese tío de las orejotas que está en la bici detrás de Gerardo? Porque las mías son muuuuuuucho más pequeñas. Un fuerte abrazo a José Vidal y otro para Sebi».

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