Tras recuperar su casa ocupada y destrozada, una familia de Morales de Rey pide ayuda para empezar de nuevo

Lanzan una campaña solidaria tras recuperar la vivienda heredada de su padre, completamente devastada, y sufrir además una estafa bancaria.

Reformar una casa ocupada no es solo cuestión de ladrillos. Para Carmen y su hermana, vecinas de Morales de Rey, significa reparar un daño emocional, económico y familiar que arrastran desde hace más de cinco años. La vivienda que heredaron de su padre fue ocupada y, tras una larga batalla legal, por fin han podido recuperarla. Lo que encontraron al abrir la puerta fue desolador: su hogar de infancia, completamente destrozado.

Años de recuerdos familiares habían desaparecido. El interior estaba en ruinas: paredes derribadas, puertas arrancadas, muebles rotos y basura por todas partes. Según la familia, los daños materiales superan incluso el valor de la casa. Sin embargo, lo más difícil ha sido asumir el deterioro emocional y la impotencia de no haber podido evitarlo.

La situación empeoró hace solo unas semanas, cuando su madre fue víctima de una estafa bancaria. Alguien accedió a su cuenta y vació los fondos que tenían ahorrados. Lo poco que quedaba para iniciar las reformas también desapareció. Ahora, sin recursos y cargando con los costes judiciales del proceso de desalojo, que el inquiokupa no va a asumir al ser insolvente, las hermanas han lanzado una campaña solidaria en GoFundMe con un mensaje claro: necesitan ayuda.

En apenas unos días ya han recaudado 1.365 euros, pero los daños en la casa son tan graves que han puesto el objetivo en 5.000€. Dicen que no buscan venganza, solo justicia y dignidad para un lugar que forma parte de su historia familiar. Devolverle la vida a la casa de su padre, explican, es una forma de sanar todo lo vivido.

Además, tienen un sueño: convertirla en un pequeño hotel rural para dar a conocer el pueblo al que tanto cariño le tienen. Pero antes deben reconstruirla desde los cimientos, literalmente.

Piden colaboración, ya sea con un donativo o compartiendo su historia. También agradecen a quienes más adelante puedan ofrecer ayuda voluntaria para limpiar o rehabilitar el inmueble, cuando las circunstancias legales lo permitan.

Porque más allá del daño económico, lo que más duele es haber perdido los recuerdos. “Las fotos, los libros de nuestro padre… ya no están Pero. Queremos volver a sentirnos seguras, a reconstruir no solo un hogar, sino también la estabilidad que nos han arrebatado.”, resumen con emoción.

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