COMARCA

Fuente Encalada se resiste a perder el juego de la calva

Un grupo de vecinos mantiene el tradicional juego autóctono

Son las siete de la tarde y en la zona de ocio de las bodegas de Fuente Encalada, junto a la carretera de La Bañeza, las tardes de domingo son propicias para el encuentro intervecinal. Un grupo de vecinos aprovecha las últimas horas del día festivo para echar unas suertes, para participar en uno de los juegos más tradicionales y autóctonos, en el juego de la calva. «Para que no se pierda la tradición y porque nos gusta», dice uno de los participantes, admitiendo que «esto engancha». Si mermado es el grupo, mayor es su empeño y afición. Y si no llueve, en esta zona periurbana se encuentran todos los domingos.

Provistos cada uno de su «morrillo» o del «marro», esa pieza cilíndrica de piedra o de hierro relleno de arena que cada uno de los jugadores lanza sobre la calva, la pieza de madera de ángulo obtuso asentada en el suelo a unos 13 metros de distancia, todos se disponen a comenzar la partida. Aquí no hay competición, aunque sí una rivalidad amistosa entre parejas para lograr los mayores tantos, las calvas arrojadas al suelo como consecuencia del lanzamiento. Eso si, a todos les toca jugar contra los rayos del ocaso que, a veces, les ciega. Una circunstancia que sirve para justificar el lanzamiento fallido. Pero todo es compañerismo, convivencia, porque de eso se trata en este popular juego de la calva, y autóctono para más señas.

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