Un grupo de 17 ciclistas salió el pasado desde la ciudad francesa de Troyes hacia Lisboa para la JMJ, con el objetivo de llegar antes a la ciudad de Braga, en el norte de Portugal, para participar en los Días en las Diócesis. «Este viaje es una oportunidad para conocer gente y experimentar la hospitalidad en Francia, España y Portugal. Es una verdadera peregrinación que vivimos en bicicleta, y al mismo tiempo un desafío deportivo y espiritual», destaca Marie-Liesse, una de las ciclistas.
En el grupo de 17 ciclistas hay jóvenes de la diócesis de Troyes, un joven sacerdote, un diácono permanente con su esposa, cuatro amigos polacos que conocieron en la JMJ de Cracovia de 2016, un joven de Hong Kong y un seminarista colombiano.
Además, les apoyan otros 4 jóvenes que preparan las comidas y el enlace de acogida en cada lugar donde descansan. Es una peregrinación de 900 kilómetros y diez días sobre la bicicleta, y tiene un nivel de dificultades, sufrimiento físico y «soledad sobre la bicicleta», entienden. Pero también es una aventura de acogida, de conocer hermanos en la fe, confiar en la generosidad de los anfitriones y de Dios.
Su lugar de recepción en Braga es la población de Celorico de Basto, donde se reunirán en total 71 jóvenes de Troyes y casi 600 jóvenes de la diócesis española de Toledo. En total, 7.000 jóvenes peregrinos participarán en las actividades de los «Días en las Diócesis» en Braga, y en toda Portugal serán 67.000. Hoy toca hacer noche en Villalpando, concretamente en el convento San Antonio de Padua, de la orden de Santa Clara.
Los ciclistas van contando sus experiencias y publicando fotos:
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