
La fiesta de este 17 de enero, San Antonio Abad, se celebró en Camarzana de Tera de una manera especial. Era la primera vez que los más mayores recuerdan que en la parroquia se bendicen los animales y también las bollas del santo protector de los animales.
A las seis de la tarde se agolpaba a las puertas de la iglesia un buen número de perros y algún que otro gato, cuyos propietarios expresaban su agradecimiento por la iniciativa adoptada por el nuevo párroco. Ante la algarabía general, el sacerdote Raúl Vega aspergía el agua bendita con el hisopo sobre cada uno de los animales invitados a acudir a la simpática cita.
A los pies del presbiterio y de la imagen de San Antonio se habían dispuesto cestas con panes y dulces que serían repartidos al finalizar la ceremonia religiosa.







