La alcaldesa de Benavente, la primera mujer en la historia de la ciudad en conceder el Toro Enmaromado, Beatriz Asensio Boyano, se dirigía a los benaventanos y benaventanas desde el balcón principal del Ayuntamiento llena de emoción.
«No quiero paraguas«, indicaba la alcaldesa al salir al balcón cuando más arreciaba el aguacero de este lunes 8 de abril, Fiesta de la patrona la Virgen de la Vega. Quería mojarse como lo estaban ya los benaventanos en la plaza Mayor a la espera de la tradicional concesión al vecindario del Toro Enmaromado. El alborozo se hizo general ante la presencia de la regidora de la ciudad, mientras la música se hacía notar con mayor empuje. Y vaya si se mojó la alcaldesa y sus acompañantes, sobre todo el concejal de Fiestas y Turismo, Alberto Lorenzo Colinas, dando el do de pecho.
Si la plaza quería complacencia, no iba a ser menos por parte de su emocionada alcaldesa. «Me vais a perdonar porque estoy nerviosa por la emoción de este momento tan especial». Y tan especial que el público enardecido alzaba sus brazos como queriendo enfrentarse a la lluvia. Hasta los paraguas se levantaban.
«Hoy los verdaderos protagonistas sois vosotros. Los que vivís este momento año tras año, los que llenáis la plaza para honrar a nuestra patrona», señalaba a viva voz Beatriz Asensio ante las potentes voces corales en la céntrica ágora benaventana. «Por eso, no puedo dejar de acordarme de los que hoy no pueden estar con nosotros, de los que no han podido venir a Benavente y de todos los que nos han dejado. Que también estuvieron en esta plaza pidiendo el toro, o dándolo. Por ellos, vamos a gritar fuerte. ¡Viva Benavente!. ¡Viva la Virgen de la Vega!».
No quiso pasar por alto la alcaldesa su reconocimiento a tantos y tantos que trabajan porque este día salga adelante con ahínco y respeto a la tradición. «Reconocer a nuestras peñas y asociaciones todo el trabajo que llevan a cabo para que nuestra Fiesta luzca mejor que nunca». Por eso, el micrófono se hacía pequeño ante la potente voz de la alcaldesa diciendo: «Vamos a gritar fuerte también para que nuestras Fiestas sean declaradas de Interés Turístico Nacional. Que se entere todo el mundo de la fuerza que tiene Benavente. Hoy celebramos la alegría y el colorido de nuestras Fiestas».
Y llegaba el momento más esperado por los centenares de asistentes en la plaza. Cuando la alcaldesa decía: «Benaventanos, benaventanas, ¿qué es lo que habéis venido a pedir?» Y todos al unísono coreaban. «Toro, toro, toro«. La alegría se desbordó cuando la alcaldesa concedía dos toritos del alba y también toros de cajón. «¿Qué más queréis?» Y todos, de nuevo al unísono: «Toro, toro, toro». Y la alcaldesa concedía encierros, suelta de vaquillas, una capea nocturna y para los niños, chiqui bueyes.
Desde ese momento la plaza ya estaba botando de alegría y la alcaldesa, mientras la presencia de la lluvia acompañada de ráfagas de viento manifestaba su poderío, el recinto se alzaba de regocijo. Y por si esto fuera poco, al grito de «Benavente, ¿qué es lo que queréis?»: los gritos de «Toro, toro, toro», se expandieron entre el callejero benaventano. «Y este es vuestro toro», decía la primera alcaldesa en la historia de la ciudad, indicando con los brazos hacia abajo, a donde se encontraba una pantalla gigante y aparecía el astado del Toro Enmaromado del 29 de mayo, de nombre «Comediante«. Y la explosión de júbilo alcanzó su máximo nivel. «¡Viva Benavente!». «¡Viva la Virgen de la Vega!». «¡Viva el Toro Enmaromado!».
Con el mayor deseo de disfrutar la Fiestas, se despedía la alcaldesa lanzando un beso a todos los benaventanos. Y vaya si se empapó la alcaldesa con la lluvia y la alegría de los benaventanos y benaventanas.
