La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha reclamado este martes que se considere el apoyo a la salud mental como un componente crítico de la respuesta a la pandemia de COVID-19, ya que hasta un tercio de los recuperados pueden sufrir ansiedad o depresión.
«La pandemia de Covid-19 ha causado una crisis de salud mental en nuestra región de una magnitud nunca vista. Urge que el apoyo a la salud mental se considere un factor esencial de la respuesta a la pandemia», ha explicado la directora de la OPS, Carissa Etienne, durante su encuentro semanal con los medios de comunicación para informar sobre el estado del COVID-19 en el continente americano.
Etienne ha calificado a las enfermedades mentales como una «epidemia silenciosa» que ya afectaba a América mucho antes de la aparición del COVID-19, con la depresión y la ansiedad como dos de las principales causas de discapacidad en la región, junto a los altos niveles de consumo de alcohol.
Así, ha añadido que los estudios en los tres países más países más afectados por el coronavirus (Brasil, Estados Unidos y México) indican que más de la mitad de los adultos sufren niveles de estrés asociados a la pandemia y que los primeros datos muestran que muchos lo sobrellevan consumiendo drogas y alcohol, creando «un círculo vicioso que hace que las personas sean más dependientes del uso de esas sustancias y que aumenta los problemas de salud mental».
«Los pacientes que han dado positivo al COVID-19 no solo sufren síntomas físicos, sino que muchos también experimentan insomnio, dificultad para dormir, desvarío o incluso depresión», ha destacado la directora del organismo sanitario.
Del mismo modo, ha indicado que muchas personas «se ven abrumadas por el miedo a desarrollar una enfermedad grave», mientras que «otras están comprensiblemente preocupadas por sus vidas» y que «las investigaciones iniciales muestran que hasta un tercio de los pacientes que se recuperan pueden sufrir cambios duraderos en su estado de ánimo y padecer ansiedad o depresión».