El incremento de los precios en los materiales de obra ha hecho que algunas empresas no concurran a los proyectos de licitación de los Ayuntamientos. Una circunstancia que obliga a los Consistorios a licitar por segunda vez y, lo que es más, a modificar los proyectos actualizándolos a los precios actuales.
Más aún, en no pocas situaciones se corre el peligro de no poder justificar a tiempo las subvenciones concedidas y tener que sacar más dinero de las tesorerías municipales ya que a los precios actuales de los materiales de obra éstas finalmente se encarecen en caso de redactar un nuevo proyecto. A ello se suma el tiempo transcurrido.
Esta situación la vienen sufriendo los Ayuntamientos y todo por culpa del encarecimiento de los precios de los materiales que fuentes del sector de la construcción lo cifran en un porcentaje superior al 22% de media. Las empresas constructoras echan la culpa del encarecimiento del material a los retrasos en la entega del suministro y al desabastecimiento, ello le obliga a repensar la situación o, en tal caso, desistir de continuar la ejecución de un proyecto que conllevaría penalización. Un coste que habría de asumir la empresa en caso de abandonar un proyecto ya en curso desde que se firma el acta de replanteo y que, en muchos casos, sería una penalización superior al porcentaje del encarecimiento de los precios de los materiales de obra.
Este sobrecoste de precios se aprecia tanto en la madera como en el aluminio y el acero, así como el hormigón, la pintura y el aglomerado asfáltico que se utiliza para las carreteras. A ello se suma la falta de mano de obra, como señalan algunos constructores, a pesar del registro de desempleados.
Los nuevos proyectos de obras se redactan ya con un incremento de precios, lo que se traduce en un sobrecoste final y, mientras tanto, los actuales se tendrán que modificar actualizándolos en el cuadro de precios. Los peor parados son los proyectos en ejecución para los que flota en el aire su superviviencia, así como las licitaciones en curso.